Definitivamente debo decir que me pasan las cosas por despistadas.
¿Hablamos de comida? ¡Claro!
Para no hacerles el cuento largo, una amiga y yo quedamos en ir a Brazaí-Acaí Bar y le envié la ubicación. Pues, a la hora de la verdad, esta humilde servidora, amante de los postres y predilecta por los viajes, fue a la sucursal que está en Fresh Fresh. ¡Tiesa!
Pero esos son los momentos chistosos que uno recuerda con gracia luego de que suceden.
Hablemos de Brazaí-Acaí Bar
Es una alternativa de heladería saludable ubicada en el Distrito Nacional, para los amantes de la fruta Akai, ya que la base de cualquier combinación es de este sabor agridulce. Es una fruta icónica de Brasil y América del Sur. Lo defino como un antioxidante y bajo de azúcar, en la que todos, niños, jóvenes y adultos, con alguna comorbilidad, lo pueden disfrutar.
El sabor del acaí es refrescante.
Los precios dependen del tamaño, van desde RD$300 a RD$775, los bowls. Yo ordené el “saudade”, un acaí con fresa, granola, banana y miel. Pagué RD$475.
Estaba riquísimo. La combinación de dulce, salado, una mermelada con cereales, daba una sensación refrescante y una explosión de sabores en el paladar. Vale la pena para una tarde calurosa, mientras se descongestiona el tránsito capitaleño.
Sin embargo, brindan la opción de cambiar la miel por otra mermelada de tu preferencia. Además, crear tu propio acaí con cuatro toppings.
La atención del personal no es invasiva. Tienen paciencia, amabilidad y afabilidad. Te dejan elegir y preguntar varias veces sobre las opciones, responden con cortesía y con una sonrisa en el rostro. Debo destacar que su horario me parece extraordinario: hasta las 10:00 de la noche, ideal para ir con amigos a conversar sobre las penas y alegrías.
Un plus es que aceptan pagos en tarjetas bancarias.
Ellos ofrecen una variedad de malteadas, debo volver para probarlos y seguir disfrutando de este helado diferente, refrescante, natural y orgánico en el corazón del Distrito Nacional.
El espacio es pequeño y escondido. De hecho, la sucursal ubicada en la Calle Héctor Inchaustegui Cabral está escondida, al fondo de un parqueo, por lo que debes prestar atención cuando estés llegando para que no te pierdas.
Querido lector de La Destilería,
¿Me acompañas?