Visité Trigo Cacao un domingo al mediodía, una hora compleja para evaluar con justicia cualquier propuesta culinaria. El local estaba lleno, como era de esperarse, lo que condicionó parte de la experiencia.

Aun así, me llevé impresiones encontradas que valen la pena compartir, especialmente si estás pensando en conocer el lugar o repetir la visita.

La comida es, sin duda, el punto más fuerte de Trigo Cacao. Su menú es variado y está pensado tanto para parejas que buscan una experiencia casual, como para grupos de amigos que desean compartir platos entre risas.

Ordenamos varios platos que permiten tener una buena idea del enfoque gastronómico del local.

Comenzamos con una Classic Burger (RD$750). Una hamburguesa jugosa, cocinada a tres cuartos como se solicitó, con un pan bien elaborado y sabor equilibrado.

No obstante, sorprende que el plato no incluye acompañantes: ni papas, ni puré, y ensalada. Esa ausencia hace que se perciba incompleto, especialmente al considerar el precio.

La sourdough con huevo frito fue un acierto: pan tostado y crujiente, huevo perfectamente cocido, una combinación sencilla pero deliciosa.

En cuanto a las bebidas, el café con leche (RD$145) estuvo muy bien logrado: cuerpo, temperatura y sabor. 

El café frío tipo capuchino (RD$159) fue una decepción: aguado, sin intensidad, lejos de lo que se espera en un lugar que se presenta como cafetería/panadería de calidad. 

También pedimos un jugo de naranja que resultó artificial, un detalle que resta puntos importantes en un entorno donde se valora la frescura y lo artesanal.

Algo que sorprendió: en una panadería-cafetería como Trigo Cacao, no había croissants disponibles. Puede parecer un detalle menor, pero para los amantes del pan y la bollería, este tipo de ausencias son notables, especialmente si se espera una oferta constante de productos emblemáticos.

Puntos a mejorar

El servicio fue el punto más débil de la visita. Entendemos que era un domingo, hora pico, y que todas las mesas estaban ocupadas. Sin embargo, en este tipo de establecimientos, es precisamente en esos momentos cuando se pone a prueba la atención al cliente. 

En nuestro caso, tuvimos que levantarnos e ir a la caja para pagar la cuenta después de más de 20 minutos esperando que alguien viniera.

Además, la retirada de platos y la toma de órdenes fueron lentas y descoordinadas.

El local cuenta con una terraza amplia y un salón con ventanales de vidrio que dejan entrar mucha luz natural, lo cual le da un encanto especial.

Sin embargo, la falta de ventilación adecuada en la terraza y la sensación térmica alta en el área interna —a pesar del aire acondicionado— hacen que la experiencia física no sea tan cómoda como debería. 

Unos ventiladores estratégicamente ubicados harían una gran diferencia.

Otro punto crítico: el estacionamiento. Hay muy pocas plazas disponibles, lo que complica el acceso en horas pico.

En mi caso, un vehículo bloqueaba mi salida. Solicité ayuda al personal en caja en tres ocasiones sin éxito.

Afortunadamente, una camarera —a quien agradezco sinceramente— fue quien me ayudó a resolver la situación. Este tipo de incidentes, aunque no están directamente ligados a la comida, impactan en la experiencia general.

¿Vale la pena?

La cuenta total fue de RD$2,503, incluyendo ITBIS y el 10% de la propina legal.

El precio no es excesivo para el tipo de comida servida, pero el valor percibido puede mejorar si se cuidan más los detalles: mejor atención, acompañamientos incluidos en platos principales, bebidas más consistentes y un ambiente más cómodo.

Trigo Cacao tiene el potencial para ser una referencia, pero necesita ajustar varios aspectos para brindar una experiencia excepcional.

Volveré, tal vez en un horario distinto, para dar una segunda oportunidad.

Por ahora, me fui con la sensación de que el sabor no lo es todo cuando el servicio y el confort fallan.